Relato erótico: Complot en la compañía // Parte 1

Capítulo 1: “Me encanta tu blusa”

Isabella siempre había mantenido la calma frente a situaciones muy estresantes, pero la que tenía enfrente era una verdadera prueba que la llevaría al límite. A pesar de liderar con total éxito a su grupo de trabajo en cada uno de los proyectos que le habían entregado, ahora le cambiaban a su personal habitual, le quitaban a varios miembros de su equipo con quienes tenía una gran química laboral y le entregaban a algunos a quienes apenas conocía y que venían de trabajar con Valentina en una serie de proyectos bastante flojos. No era coincidencia, los suyos se los habían dado precisamente a Valentina, quién era la hija del gerente que buscaba desesperadamente un buen resultado que no había obtenido y de quién no se sabe exactamente cómo pudo calificar para ese cargo para el que Isabela, en cambio, había logrado llegar a pulso y con mérito propio.

Como siempre, manteniendo la profesionalidad, Isabella se retiró a la pequeña sala de reuniones del penúltimo piso y cito a su nuevo "flamante" grupo para empezar a planear y dar forma al proyecto sin perder tiempo. Algo que especialmente le m*****aba era que en ese grupo estaba Alejandro, un arquitecto con gran talento pero con quien ya en el pasado habían trabajo como compañeros y con quien había cierta rivalidad, la típica que se da cuando dos personas brillantes y competitivas se juntan en un solo espacio, podría decirse que ambos eran un reto para el otro. Ahora por cosas de la vida él estaría bajo el mando de ella, lo cual de principio podría parecer satisfactorio a Isabella, sin embargo con la presión por resultados y la situación actual era algo más de qué ocuparse y ya tenía suficientes preocupaciones.

-Algunos ya nos conocemos y otros somos completamente nuevos -empezó ella el briefing- pero no tengo duda de las capacidades y el talento presentes en esta sala -al fondo, con una leve sonrisa muda y suspicaz respondió Alejandro al inicio de la alocución de Isabella-.
Como estamos todos del mismo lado -dijo fijando sus ojos en él y apagando la sonrisa de Alejandro- espero que trabajemos en equipo, y rememos hacia el mismo objetivo, el tiempo es corto, las expectativas altas y no hay espacio para individualidades.
Los más nuevos estaban emocionados, algunos que venían del otro grupo estaban algo preocupados, pero en general, respetaban mucho a Isabella pues era una persona destacada en la organización y después de tratar temas acá y allá y varios puntos, el ambiente parecía bastante positivo e inspirador para el final de la reunión. Por supuesto, había alguien que tenía que implicarse, por eso al terminar Isabella le pidió a Alejandro quien sería su mano derecha por ser el de mayor experiencia, que se quedara para aclarar un par de cosas.

-Directora -dijo con cierto sarcasmo Alejandro.
-Arquitecto -respondió Isabella, a lo que unos segundos de evaluación mutua se tomaron el ambiente, él intentando marcar su presencia, ella demostrando su autoridad, por ahora empate.
Alejo, hablemos las cosas de frente -sorprendió ella- yo se que tenemos un pasado competitivo y hasta tenso. Y sé que quizás no quieres estar acá ni que sea tu directora, pero eso no ha sido elección nuestra. ¿Crees que podamos trabajar juntos con el mismo objetivo? -fijó sus ojos sin titubear en los particulares ojos grises de él…
-Isa, soy un profesional, siempre trabajo por el bien de mi equipo.
-Tu sabes a qué me refiero, nunca he dudado de tus capacidades, pero,
-Lo sé, sé a qué te refieres. No te debes sentir intimidada, tranquila.
-¿Intimidada? -respondió con una pequeña risa- no, no. No me intimidas.
-¿No? ¿Y entonces por qué esta conversación?
-Por los demás miembros del equipo. No lo tomes a mal, tu eres brillante pero por algo soy la directora, no me intimidas a mi, pero no quiero que nuestra competitividad sabotee todo.
Alejandro respondió con una sonrisa relajada para distensionar el ambiente
-Trabajaré en pro de que el proyecto sea un éxito, no te preocupes -replicó Alejandro mientras, sus ojos, instintivamente se desviaron al collar en el escote de Isabella.
“¿Acaso se fijó en?… ¡ja! Esto debo aprovecharlo” pensó a sus adentros Isabella
-Espero que pongas tus ojos en el objetivo correcto -le dijo inmediatamente a lo que él respondió algo avergonzado volviendo a su vista a su rostro e intentando disimular su sonrojo.
-Sssi, si claro -respondió algo aturdido, pero volvió a su natural seguridad tras unos segundos- si no es más, creo que… me retiro.
-Adelante -dijo Isabella con un aire de superioridad tras el titubeo de Alejandro, se sentía casi como una victoria.
Levantándose y a punto de salir por la puerta dio un paso atrás, para lanzar una última frase -Por cierto Isabella, deberías relajarte un poco… ese nuevo tic de tu mano en tu cabello me preocupa.
Alejandro se retiró del todo con una sonrisa burlona, e Isabella inmediatamente empezó a pensar a qué se refería -¿Tic? ¿cual t…?- entonces cayó en cuenta, no sabía ni en qué momento había pasado, pero había estado jugando con las puntas de su castaño cabello quien sabe hace cuanto, para otros no sería importante, pero a Alejandro jamás se le pasaba nada, jamás.

Pasaron dos días, correos y reuniones iban y venían, hasta que llegó el momento de presentar la fase 1 del proyecto y la idea general a presidencia. Isabella, Alejandro y un par de miembros más se presentaron ante el gerente y sus asistentes, y por algún motivo una Valentina que no pintaba nada ahí por ser de otro equipo, pero era obvio que estaba ahí para “aprender” y hasta apropiarse de algunas ideas.
Isabella presentó el proyecto, las instalaciones de un nuevo hotel de lujo, y entonces empezaron las preguntas sobre el mismo. Todo parecía ir bien, hasta que Alejandro pidió la palabra.
-Hay algo que creo que debo aclarar -inició-, y es que, según los datos que me actualizaron anoche, por parte de topografía y suelos, tendremos que replantear un poco los subniveles y las bases de la edificación principal -esto fue un balde de agua fría para Isabella ¿por qué no se lo dijo? modificar eso sería replantear una buena parte del proyecto.
-¿Y entonces por qué estamos viendo esto? respondió el gerente. Estamos perdiendo el tiempo si esta base tiene que reformularse según los nuevos datos. Isabella ¿por qué citarnos para ver algo que no es viable?
-Yo, yo la verdad…
-¿No lo sabías? es tu deber saberlo Isabella. Todo director de proyectos lo sabe ¿verdad Valentina?-dijo el gerente mirando con un orgullo descarado a su hija, ella sin embargo solo se encogió de hombros.
-En su defensa fueron datos de apenas unas horas, se ve que algo estaba mal evaluado antes -dijo Alejandro.
-Pues es su deber asegurarse de que los datos sean correctos -interrumpió el gerente-. Eso no puede volver a pasar ¿entendido Isabella?
-Sí señor -respondió estoicamente.
La rabia la consumía por dentro, pero una fachada de hierro era la fórmula que la había llevado a donde estaba, no podía quebrarse ahora ni hacer reclamos, ya llegaría el momento de alinear a Alejandro tan pronto salieran. De algo estaba segura, iba a tener una discusión muy, muy fuerte con él para que aclarara su “traición”.
El asistente de instalaciones de gerencia era un tipo seriamente desagradable, evidentemente morboso con las trabajadoras, no había parado de ver de reojo las piernas esbeltas visibles en su corta falda ajustada desde que Isabella y su grupo entró. Intentando parecer preocupado por el proyecto, mencionó.

-Isabella, creo que a la luz de lo sucedido, deberíamos reunirnos a la tarde para que me expliques y evaluemos si el sistema de instalaciones eléctricas, redes y demás es viable o también debe ser ajustado -casi relamiéndose con la mirada. Solo eso le faltaba a Isabella, pero para su sorpresa Alejandro intervino.

-Don Carlos, creo que yo puedo ayudarle con eso, Isabella tendrá que ver bastantes cosas con topografía hoy, y yo mismo supervisé esa parte del desarrollo con los chicos, tengo confianza en que no sufrirá muchos cambios, si es que alguno, así que puedo de inmediato reunirme con usted para explicarle los detalles.

Primero la traiciona ¿y después quiere salvarla del tipo malo? ¿qué carajos quería Alejandro? pensó Isabella. ¿Y por qué carajos Valentina tenía que estar ahí con su rara actitud? tomó aire, y esperó a que todo terminara para retirarse.

Las siguientes horas pasaron entre papeleos, reuniones y demás. Era viernes, así que no había mucho tiempo que recuperar al día siguiente. A pesar de todo, los ajustes se pudieron hacer en menos tiempo del que todos pensaban, y aunque algunos se quedaron hasta más tarde, poco a poco se empezaba a ver la luz al final del túnel.

Casi en el ocaso, visto espectacularmente desde la ventana enorme de la oficina de Isabella y cuando su piso estaba prácticamente vacío escuchó como alguien tocaba su puerta. El sonido de las hojas de documentos revisados por Isabella se detuvo ¿quién podría ser? mandó a seguir.

-Isa, hola -era Alejandro.
-Hola Alejandro.
-Este, em… quería hablar contigo.
-¿En serio? interesante, habría sido lindo hablar ANTES de la reunión.
-De eso precisamente quiero hablar.
-Pues yo no. Creo que está claro la dinámica que tendremos ahora Alejandro.
-No es lo que crees.
-No me hables como si fuera tu mujer.
-No tengo mujer.
-Pues no me extraña - el golpe bajo se tomó el ambiente, Isabella recordó que Alejandro se había divorciado hace un año.
-No quise decir eso Alejandro, pero…
-Isabella yo tampoco sabía - interrumpió él.
-No sabías…
-Lo del estudio de suelos, lo supe ahí sentado por un mensaje de Valentina.
-¿Valentina?
-Si, ella me envió los documentos con una explicación rápida. Al parecer alguien los había cambiado.
-¿Y por qué dijiste entonces que si sabías? ¿por qué hacerme quedar mal a mi?
-Porque solo alguien con mucha autoridad podría hacerlo. El mal menor era pasar por culpables hasta que podamos resolver este enredo ¡podía ser cualquiera en esa sala! no podíamos alertarle.
-¿Y yo era el mal menor? además ¿Quién va a resolverlo? Hasta donde sé Valentina es la única beneficiada en todo esto.
-Te aseguro que no, no es ella, es más ella pensaba que podrías ser tú.
-Oh por Dios, jaja ¿te acuestas con ella verdad?
-¿Qué? ¿con Valentina? por supuesto que no.
Isabella ignorándolo- Claro, su padre sospecha, te cambió de grupo para evitar escándalos y ella que de por sí me ha tratado siempre con cierta incomodidad ahora está celosa de que estés en mi grupo y armó todo esto para perjudicarme.
-¿Isabella qué carajos? Esto no es CSI, estás imaginando todo mal.
-¿Ah sí? entonces no es que te la cojas y hay una mente maligna en un súper complot detrás de todo esto ¿acaso me crees tonta? ¿por qué me haría yo misma todo esto?
-No, y no me estoy cojiendo a nadie. Ella no está en contra tuya ni mía, quiere ayudarnos. Yo sé que no eres tú, pero has de aceptar que es muy raro y todo y que alguien con gran influencia quiere perjudicarnos. Pero te aseguro que no es ella.
-Si claro.
-Te lo juro.
-¿Por qué debería creerte Alejandro?
-Por que yo quise venir a tu grupo, yo fui el que pidió el traslado a tu equipo.
-¿Por qué harías eso?
-Por que eres brillante. Los dos sabemos que entre nosotros hay una rara competitividad que nos hace esforzarnos y llevar al límite de nuestro talento.
-Y jodernos de paso.
-Ya no Isa, desde hace un año he cambiado, no soy el tipo que solía ser. Admiro tu trabajo, y yo amo mi trabajo, me apasiona, y quiero estar con los mejores. No quería arruinarte el día, pero tuve que pensar muy rápido e intentar actuar sobre la marcha.
Los dos respiraron hondo, Isabella aún no sabía si confiar en Alejandro, pero su tono, su forma de hablar, es más hasta su apariencia parecían diferentes.
-Está bien, quiero creer que puedo confiar en ti, pero no me pidas que confíe en Valentina, es que es la mayor sospechosa de todo esto.
-Tu confía en mí, que yo me encargo de ella… de una manera no sexual- le respondió intentado hacerla sonreír de nuevo, y lo logró. La luz naranja casi rojiza del atardecer ahora entraba perpendicularmente a ellos, los ojos grises de Alejandro parecían casi penetrar su interior brillando con intensidad, y al parecer estaba más tonificado de lo que ella pensaba, o eso parecía bajo su camisa remangada hasta el antebrazo. Por su parte Alejandro no podía dejar de ver la blusa de Isabella, que gracias a la luz, se transparentaba un poco dejando percibir el contorno de sus generosos pechos seguramente enrojecidos por la descarga emocional de toda la conversación. Intentó caminar en dirección de la ventana para distraerse de esa imagen sugerente, grave error, ahora no solo podía ver su blusa sino sus piernas estilizadas por los tacones altos y una piel bellamente cuidada. Isabella lo notó, y aunque quería ignorarlo, se sintió halagada en vez de incómoda, pero entonces quiso volver a la realidad tras el largo silencio en que se encontraban.
-Vale, confiaré en tí… pero de ahora en adelante tienes que contármelo todo, soy tu jefa, no lo olvides.
-Remamos en el mismo bote. De hecho quería mostrarte algo -dijo Alejandro mientras llevaba su mano a su pantalón, Isabella sintió un mini infarto, pero acto seguido se percató de que Alejandro quería era mostrarle algo que llevaba en una memoria USB que traía en el bolsillo. No te lo podía compartir por la plataforma, no sabemos quien puede ver o modificar lo que estamos trabajando.
Empezó a mostrarle algunos documentos de las soluciones en que había trabajado, muy buenas ideas que no demoraron en imprimir y poner sobre la mesa para revisarlas. El sol ahora casi desaparecía en el horizonte mientras las luces artificiales se encendían en la oficina de Isabella. Cansados, pero con un ambiente mucho más positivo revisaban las propuestas de Alejandro sobre la mesa, alguna risa que otra asomaba mientras, inevitablemente, ella lo descubría mirando su escote o sus piernas de vez en cuando pero intentaba ignorarlo, era evidente que intentaba evitarlo pero no lo lograba, y eso le hacía gracia internamente. En un momento, se fijó en los datos de perforación, se inclinó en la mesa sosteniendo su cabello y sus gafas y giró su rostro arriba para preguntar a Alejandro
-¿Estos niveles de penetración son reales o estimaciones?
Algo evidentemente se movió en el pantalón de él, era imposible no hacerlo cuando tenía esa imagen y una pregunta tan particular frente a él, ella lo notó, ambos intentaron hacer como si nada, a pesar de que, por sus ocupaciones, tenían una sequía de varias semanas sin “interactuar” con alguien.
-Ss.. ejem, si son reales, fue lo primero que quise calcular, porque sin una buena data de penetración el resto de cálculos serían muy variables -intentó caminar hacia el lado de ella para que su bulto no quedara tan a la vista, pero eso solamente le dio a ella una vista más cercana de su notoria herramienta.
-¿Y el calibre de las vigas? -preguntó ella.
Alejandro empezó a buscar con la mirada, y encontró el documento al otro costado, al estar tan cerca de la silla intentó pasar detrás de ella, y asomando su mano desde su espalda, y peligrosamente cerca el uno del otro, le indicó donde estaba. Ella se fijó inclinándose un poco para verlo, y de manera “inevitable”, aunque ambos casi lo deseaban, su apretada parte posterior ceñida a la tela estaba rozando ahora el casi desesperado bulto atrapado bajo el cierre de Alejandro.
-Es bastante grueso tendrá que ser muy sólido -agregó ella.
-Y muy preciso, teniendo en cuenta lo suave del terreno -respondió él.
El pulso de ambos estaba a mil por hora, era inapropiado, incorrecto, y una situación muy, muy morbosa. Isabella aumentó la apuesta, y empezó a contonearse muy levemente de lado a lado sobre la erección de Alejandro, pero continuó con el juego de palabras.
-¿Crees que pueda encajar todo en su lugar apropiadamente?
-Tu y yo tenemos la experiencia para hacer que todo se acomode como la seda.
-Me preocupa levantar todo eso a tiempo -dijo ella.
-A mi no, me preocupa más la temperatura tan alta que vamos a tener -posó sus manos sobre las caderas de ella.
-Es bueno tener un equipo con tanta energía.
-Y una directora que sabe lo que hace.
Para ese momento las manos de Alejandro masajeaban descaradamente la cintura de Isabella, ella a su vez respondía estimulándolo con sus redondas posaderas separados por la ropa que aún llevaban puesta. La jaló y dejándose caer sobre la silla que antes los había apretujado, empezó a masajear sus senos acalorados sobre la blusa, ella no se detenía de contonear sus caderas contra su masculinidad sentada sobre él, mientras sentía lentamente como empezaba a mojarse bajo su falda corta. Alejandro metió las manos por debajo de la tela hasta llegar a su sostén, y empezó a mover sus manos circularmente a lo que Isabella dejó escapar un pequeño quejido que lo encendió más, desabrochó su blusa, se recostó completamente sobre él y subió las piernas a la mesa sin importarle los documentos sobre esta. Empezó a palpar su ropa interior, masajeando su zona íntima empapada bajo su ropa interior.
-Esto está mal Alejo -dijo ella sin detenerse entre un murmullo.
-Y si está mal ¿por qué se siente tan bien?
-jaja hay Dios.
-¿Te gusta como se siente?
-Alejo, se siente tan dura.
Él bajó una mano para palpar la intimidad de ella y ayudarla a estimularse -aun no sabes lo dura que se siente Isa.
Sus dedos se cruzaban con los de ella, masajeando sus ahora hinchados labios vaginales. La humedad era tal que se empezaba a escuchar algún leve chasquido mientras el ritmo empezaba a aumentar. El con su otra mano hizo a un lado la ropa interior para que ambos pudieran tocarla, estimularla y masajearla directamente. Sus manos eran tan habilidosas que ella lo dejó hacer su trabajo mientras ahora subía sus manos y sus brazos para juguetear con sus senos, los cuales permitió escapar por encima del sostén bajando un poco esa prenda y procediendo a entretenerse con sus endurecidos pezones. Su cadera no podía detenerse ante el flujo de placer que la invadía, y poco a poco empezaba a ceder ante la idea de permitir que todo se terminara de descontrolar, y la boca se le hacía agua de pensar en que pronto, tendría esa longitud que tan deliciosa se movía en su trasero, ingresar a su boca hasta ahogarla en su garganta.

Isabella se detuvo en seco, y tras un par de segundos en silencio, le dijo:
-Alejo, SÁCALA AHORA.
-Como mande jefa.
-NOOO ¡LA USB! SÁCALA AHORA, ALGUIEN VIENE.
Ella dio un salto, intentó acomodarse y empezó a mover todos los papeles para intentar ocultar la información más sensible. Él se incorporó, vio por la persiana semi abierta como el ascensor al otro lado del piso indicaba que se acercaba y corrió a la laptop para retirar el dispositivo. Apenas lograban acomodarse cuando se escuchaba alguien acercándose directamente a la oficina.
Entrando sin tocar, Valentina pareció sorprendida de verlos juntos.
-Hey, hola… em como están.
-Bien bien, terminando detalles del proyecto, una locura lo de hoy -replicó Alejandro.
-Si, si, espero que estén mejor. De hecho estaba por buscarte -dijo agachando la mirada.
-¿A quién de los dos? -respondió Isabella un poco a la defensiva.
-A t… se detuvo.. no, no, a Alejandro.
-¿Y eso? -contestó él.
-Mira se que están ocupados y todo, pero hay algo en mi proyecto de lo que no estamos seguros y quería saber tu opinión profesional. ¿Crees que puedas venir?
Alejandro estaba a punto de sacar alguna excusa, o dejarlo para después, pero Isabella se adelantó.
-No hay problema, ya estábamos por terminar. Alejo… Alejandro, dales una mano que yo termino acá no hay problema.
El un poco decepcionado y conteniendo la m*****ia aceptó, se retiró no sin antes dar un gesto de confusión a Isabella mientras salían por la puerta a espaldas de Valentina.

“Me encanta tu blusa” dijo Valentina mientras se alejaban. Le costó entender la indirecta, pero unos segundos después Isabella bajó su mirada y se encontró con que la había abotonado completamente mal en medio del afán de hace unos instantes.

(Continuará)...
Publicado por HistoriasYRelatos
1 año atrás
Comentarios
o para publicar comentarios