Sueños Fluidos

Me acuerdo muy bien siempre de lo que sueño cuando me levanto.

Hace poco me quedaba solo en el dormitorio con la novia de un amigo. Guapa, morenota, ojos penetrantes, simpática, y con buenas tetas. Me preguntaba que qué hacía yo entre las sábanas aún, con lo tarde que era. Llevaba un vestido de seda, un camisón, muy cortito. Estaba apoyada a la cajonera delante de mí. Ella quería que me levantara y ya de paso que me empalmara también. Así que sin dejar de mirarme, se giró y se subió el camisón enseñándome así unas preciosas bragas de color granate.

Yo le dije -tía, me estás poniendo palote palote

Y ella me preguntó con una sonrisa maliciosa, llevándose el dedo a la boca ¿Por qué?
Me dice, -esto no es nada, tengo algunas amigas que se ponen en posiciones mucho más obscenas con los amigos de su novio
¿Ah si? Me hice el tonto. ¿Cómo cuáles?

En ese momento se acerca y se pone de rodillas a los pies de la cama. Se me pone de perfil la tía puerca, en pompa, y se sube todo el camisón, dejándome ver su precioso culo y sus caderas.

Ahí yo empiezo a levantarme a duras penas de la cama. Porque me doy cuenta de que estoy tan abrigado que no puedo ni moverme. Haciendo un esfuerzo enorme, consigo incorporarme y quitarme el chaquetón. Tenía mi polla tan dura que no me cabía en los pantalones. Ella fijó sus ojos en mi rabo erecto, y simpáticamente, mientras me tocaba con sus deditos mi glande, exclama -Oh, si te llega hasta aquí!

En ese momento desperté.

Otro día estaba acorralado con un arma de fuego en mi mano derecha y mucha munición. En un pasillo. Querían matarme. A todo el que pasaba por ahí me lo cargaba intentando darles de manera certera en la cabeza. A los que no, los mataba igual, disparandoles repetidamente hasta que morían como hormigas. Eran muchos. Venían a por mí. Mis minutos estaban contados.

En esto que aparecen por ahí una chica rubia y otra morenota. Dos pibones. La rubia con el pelo largo ondulado y la morena con rizos. Y me dicen que si les puedo perdonar la vida, y que a cambio me chupan la polla. Yo acepto sin pensarlo dos veces, habida cuenta del poco tiempo que me queda. Me bajo los pantalones y me empiezan a comer la verga por turnos, profundamente, hasta los pelos. Y claro, era una situación muy tensa. Me estaban haciendo la mamada de mi vida, justo antes de morir. Seguía teniendo balas, y seguía matando al que por ahí pasaba, pero con más furia, con más encono, jodiéndome por el hecho de que estos cabrones no me dejaban disfrutar de tan hermosas chupópteras. Cada vez eran más, y ellas chupa que te chupa, y yo quedándome sin munición. Al final, alguien me dispararía en la cabeza, haciéndome de este modo despertar.
Publicado por ilovecumpilations
7 años atrás
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